En 2012 tuve cáncer de mama y después de la cirugía me indicaron 37 sesiones de radioterapia. 

La demora de 2 horas en la primera entrevista, me disparó la necesidad de encarar un proyecto que me ayudara a superar el enojo que me produce que otros manejen mi tiempo.

Me impuse una serie de reglas de “juego”.

  1. Cada día llevaría un cuadrado nuevo para aplicar y bordar mientras durara la espera. No lo empezaría antes, ni lo terminaría después de salir. 
  2. Comenzaría por un centro y bordaría alrededor del mismo hasta ser llamada.
  3. Numeraría los bloques
  4. Los publicaría en mi blog a la mañana siguiente.

Pasados los 2 meses, y con todos los bloques listos, terminé el quilt para cerrar el capítulo.

En esas 37 sesiones hubo imprevistos que me impidieron bordar:

El dia 11 me olvidé la tela.

El día 20 la piel necesitaba un descanso.

 El día 26 hubo un feriado nacional.

El día el 32 se descompuso el aparato de rayos.

Resueltos los 40 bloques, dispuse los cuadrados en 8 filas de 5 bloques (8 semanas de lunes a viernes)

Hoy cuando miro el quilt, me da una satisfacción que no tiene que ver con lo estético sino con su significado: un proceso cumplido y cerrado.

Recibí diariamente a través del blog, el mimo de muchísimas mujeres (conocidas y desconocidas) que me alentaron durante todo el tratamiento.

Nunca volví a esperar 2 horas como la primera vez. (Aunque tengo que confesar, que en más de una oportunidad, me hubiera gustado)

Si querés ver entradas de mi blog relacionadas podés hacer clic acá

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